Domingo 23 de junio, un día precioso con el sol brillante en el cielo pero también en nuestros corazones. Un sol de esperanza y de gozo por “jugar” en el equipo ganador. Durante la predicación el Pr. Fernando hizo una analogía entre un estadio y la iglesia. Así como en las graderías de un estadio hay gente de todo tipo; personas que van solo a mirar, o a comer pipas, otras a gritar y animar, etc. así también en la iglesia. Si nos detenemos a analizar, nos damos cuenta que ninguna de ellas está tomando parte activa del juego. Son los jugadores, el entrenador, los suplentes y otras personas cuyo trabajo es casi invisible (utilleros, camilleros, seguridad, etc.) Los que hacen posible llegar a la meta. El Señor nos llama a saltar de las gradas al campo, porque a todos nos ha dado dones. De espectador no nos ha puesto, si no a continuar el libro de los Hechos. El presidente del equipo te ha convocado para ganar, y para que al acabar el partido digamos como Pablo; “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de[…]
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