Nuestro especial entrevistado nos relató que nació en un hogar cristiano, pero siguió sus propios caminos, hasta que a la edad de 22 años tuvo un encuentro directo y personal con el Señor, a solas leyendo la Biblia. Sintió en su corazón que Dios quería más de él, y tras un viaje misionero, ya casado, comentó a su esposa que realmente quería dedicarse a eso, a las misiones. En 1986 con dos hijos, el matrimonio llegó a España, dos años después le pidieron que asumiera como coordinador general de Europa occidental de la IMB, lo aceptó, pero sin apartarse del ministerio personal de hacer discípulos de forma cercana pues esa es su verdadera pasión y tanto él como su esposa, disfrutan de tener contacto estrecho con las personas. Aún durante la pandemia como voluntarios en el reparto de comida de un centro benéfico, han aprovechado la oportunidad para conversar con la gente, formar grupos, evangelizar y formar discípulos, una pasión que no decae con los años, si no que se fortalece para la gloria de Cristo.