Domingo 21/11/2021 – En el culto de hoy con alabanzas marcadamente apacibles fueron el preludio al tema «La bolsa de polvo más preciosa de la historia» título de la predicación del Pr. Deivi que leyendo en Génesis 2:7 y Cap. 3:19, nos invitó a oír con corazón de niño el relato de la creación.
Dios salió de su trono, puso sus manos en la tierra para crear al hombre. El Dios todo poderoso en un acto de humildad descendió para dejar la huella de sus manos, su identidad en nuestro ser. Sí nos detenemos a pensar en que en las huellas radica toda la identidad, la historia y detalles de cada persona, pensemos cuán grandioso es ese detalle de que tengamos Sus huellas en nosotros, es maravilloso.
Pero en contrapartida debemos recordar que somos polvo, aunque de noble cuna, rico o pobre, docto o lego, todos somos polvo. Nunca debemos olvidar que nadie es mayor que nadie, todos hemos sido formados del mismo barro.
Nos ha relatado el Pr. Deivi, el testimonio de un alumno suyo de la escuela de misiones, muy engreído que siempre humillaba a los demás. Como enseñanza él le obligó a llevar consigo siempre, una bolsa de polvo. Aunque al principio no le fue fácil al joven, luego lo moldeó para bien.
Recordemos que todo lo más valioso viene de la tierra, el oro, el petróleo y hasta nuestro alimento.
Así como el minero criba una y otra vez la tierra en el cedazo en busca de la valiosa pepita de oro escondida entre la tierra, así es la humanidad en manos de Dios. Y nosotros elegimos ser la porción valiosa que queda en el tamiz o la porción de tierra que volverá al polvo sin aportar riqueza a la sociedad.