19/09/2021, Domingo marcado por la adoración al Señor. La Palabra de Dios presentada por nuestro hermano Virgil se tituló «No os afanéis» y se ha basado en Mateo 6:25-34, para hacernos ver que la ansiedad es una preocupación desmedida que causa ansiedad y la acidad es un miedo por lo que se presupone que ocurrirá, por un supuesto. Y desde luego repercute hasta en la salud física.
No significa esto que debemos ignorar las señales fehacientes y verídicas de atención y cuidado. Es decir, es lógico y normal preocuparse por situaciones en relación a nuestros hijos, nuestro hogar, trabajo, etc. Pero no es bueno afanarse por la comida, y sí es bueno salir y trabajar para conseguirla, hacer nuestra parte pero sin angustia y agobio (Salmo 104:21-28)
La ansiedad también es reflejo de nuestra fe. Nuestra ansiedad es inversamente proporcional a nuestra fe.
Como hijos de Dios nunca estaremos tan escasos como para no ayudar a otros, si sacamos nuestros ojos de nosotros mismos y de nuestra necesidad. Si damos a otros soporte, apoyo, amistad, oración, palabra olvidaremos nuestra ansiedad y tendencia depresiva.
Para mitigar nuestra ansiedad tenemos estos consejos en la palabra de Dios:
1 – No nos preocupemos de manera desmedida por nosotros pero si preocuparnos del Reino de Dios. Porque si hacemos esto, el Señor se ocupará de lo nuestro
2 – Poner delante del Señor las preocupaciones (Filipenses 4:6-7) Y la paz de Dios guardará nuestros corazones.
3 – Poner nuestros planes delante de Dios (Romanos 8:28) Y esperar su perfecta voluntad porque será la mejor para nosotros.
Proverbios 3:5-6 y en 16:3 vemos que Dios lo tiene todo controlado y cribará lo que es suyo de lo nuestro.
Preocupados sí, ansiosos no.