Domingo 13/02/2022. Con gratitud al Señor nos hemos reunido como iglesia a adorarle y escuchar la palabra del Señor.
El Pr. Fernando ha iniciado el tiempo de meditación con su testimonio. Su vida no tuvo trasfondo conflictivo si no todo lo contrario, una familia estable, estudios reglados y entorno positivo. Pero su vida dio un giro cuando decidió entrar en la marina dónde rodeado de personas mayores que él, lo condujeron a vicios y drogas. Saliendo de la marina fue cayendo en picado por la necesidad de consumir los estupefacientes a los que se enganchó. Tanto fue así que se hundió en el tráfico de armas y drogas que lo condujeron nueve veces a la cárcel. En la fase final de su adicción llegó a sufrir hasta 100 sobredosis en un mes.
En ese transe aceptó hablar con un evangelista de quien su madre mucho le hablaba, Joaquín García. Este le recomendó un centro de rehabilitación de reciente apertura, dónde tras muchos traspiés logró asumir el requisito solicitado de asistir asiduamente a los cultos para ser aceptado.
Estuvo antes en diez centros sin resultados, pero en este 11° centro sintió verdaderamente la ayuda del Señor para dejar las drogas. Allí entendió que el problema no eran las drogas, si no el pecado en sí y su apego al pecado. Reconocido esto se deshizo de toda la droga y de todo el tabaco.
Muchos de sus amigos vieron su cambio y se convirtieron sin que él les predicara. Recalcó en base a esto el Pr. Fernando que es el Espíritu Santo el que convence y no nosotros, porque no somos vendedores que deben convencer a nadie. Eso no quiere decir que no debemos hablar (Romanos 10:14) Sí, debemos hablar pero con pruebas, con testimonio de vida. Y servir a Aquel que nos amó sin límites (Juan 3:16) Que nos amó sin esperar nada a cambio.
Y yo ¿Estoy correspondiendo a ese amor incondicional? ¿Qué estoy haciendo para corresponderle?
Como nos interpela la palabra de Dios en Romanos 11:37 hasta 12:1, 2. Completemos en el Señor la metamorfosis espiritual a la que somos llamados. El Versículo 5 nos señala que toda está transformación nos convierte como iglesia en un cuerpo, con diferentes miembros para ejecutar diferentes funciones y así seguir transformándonos cada día para ser luz para aquellos que siguen en oscuridad. ¡Glorifiquemos al señor con la maravillosa metamorfosis que en él podemos lograr!