Luego de la inspiradora alabanza y adoración, nos hemos sumergido de lleno en la palabra del Señor para seguir buscando en ella el sentido y el fin de las pruebas. A través de las pruebas también nos hacemos obedientes, Cristo mismo se ha puesto de ejemplo, aunque fue, es y será Dios encarnado, se ha sometido a obediencia. Hebreos 5: 5-10.
Dios utiliza las pruebas para perfeccionar, tal cual las padeció su unigénito, y si Él pasó tales pruebas, cuanto más nosotros. El resultado no es instantáneo si no que requiere paciencia para ver su total cumplimiento y para lograrlo necesitamos la guía del Espíritu Santo. Salmo 105:19 nos hace ver que José esperó largamente hasta ver cumplida la promesa, a pesar de falsas acusaciones, cárcel, maltrato, etc. Noé soportó burlas, presiones y desprecio durante todos los años que tardó en construir el arca. Abraham soportó la incredulidad de su entorno, la deshonra de no tener descendencia y las críticas, mientras esperaba la promesa. Moisés esperó 40 años, desterrado y olvidado. ¿Esperaríamos nosotros como estas personas? Esperemos el tiempo de Dios y «… Reinaremos con Él». 2 Timoteo 2:12. Pablo todo lo soportaba no solo por él mismo si no por amor a los demás. 2 Timoteo 2:10. ¡Vale la pena esperar en Dios!