Juan 13:3-17 En este episodio bíblico le quedaban a Jesús unas 24 horas de vida. Estos últimos momentos los invirtió para dar una última lección a sus discípulos y lo hizo con una enseñanza vivencial. El Padre puso todas las cosas en sus mano por lo tanto Él era, es y será soberano; Sin embargo se levantó y tomando agua, lebrillo y toalla lavó los pies de los discípulos, siendo aquel un trabajo esclavos de la más baja condición; Pero Él vio aquello cómo una oportunidad para servir. La misma oportunidad que tuvieron los 12 que lo acompañaban.
Cuando hubo terminado preguntó a los discípulos ¿Entendéis lo que he hecho? Aquello visible, no era más que la enseñanza de lo profundo e invisible; el servicio y la humildad. El posicionamiento como hijos de Dios y la certeza de quienes somos nos lleva a servir. Quién no sirve, es porque no sabe quién es ni conoce su lugar en el reino de Dios. Pongamos nuestras manos en el arado y experimentemos la bienaventuranza de poner por obra los mandatos de Jesús. En la iglesia hay muchas maneras de servir y todas redundan en beneficio espiritual para quien las hacen. Marquemos la diferencia esta época de egoísmo, sirviendo como Jesús nos enseñó.